En la general complacencia política y periodística por el primer mensaje navideño de Felipe VI -contundente, acertado y menos retórico que los de su padre- suele mencionarse una excepción: el monarca no fue explícito sobre la conducta de su hermana, doña Cristina, sobre la que pesa una acusación judicial por doble delito fiscal en grado de colaboración necesaria.
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