Los Ángeles (EE.UU.), 24 ene (EFE).- Desde el punto de vista de la salud pública las vacunas han demostrado ser implacables con enfermedades que hace menos de un siglo causaban estragos, una eficacia no exenta de efectos secundarios que ha derivado en el rechazo de muchas familias a inmunizar a sus hijos.