ZURICH (Reuters) – Saludado por un grupo de periodistas en vez de por prostitutas, el primer cliente que se acercó a un servicio sexual en su coche en la noche inaugural de los "garajes sexuales" se dio una vuelta por las instalaciones antes de salir apresuradamente. El segundo coche, un vehículo familiar conducido por un hombre con gafas de sol bajo un encapotado cielo nocturno, no arrancaba y necesitó usar las pinzas de otro vehículo para volver a ponerlo en marcha frente a una horda de fotógrafos que se burlaban mientras sostenían sus cámaras. …